miércoles, 21 de febrero de 2018

LAS 7 CASCADAS DE LA MANÁ

Había una vez un pequeño lugar con un clima que placía estar, no hacía demasiado frío como para usar un abrigo y tampoco salía tanto el sol para necesitar un sombrero.
Las personas que habitan allí son alegres y amables; pero con el paso del tiempo sus ojos reflejan cada día más tristeza y decepción. Aunque hay más personas con las que conversar, las condiciones del lugar no han mejorado y más bien se sigue deteriorando con el pasar de los días y con todas las lluvias que cada año llegan a este sitio.

Ahora, el anhelo más común y ambicioso es salir de este lugar, vivir en otro sitio, hacer una vida en un espacio distinto. Los lugareños sienten que son prisioneros en su propio hogar, caminan en círculos y las cosas no cambian.
Jorge por ejemplo, mientras espera el autobús, piensa en que debe llegar a su casa y desayunar después de un turno nocturno en el que atiende a los escasos visitantes del pueblo. Anhela que lo llamen para ir a trabajar en un proyecto donde los colaboradores ganan grandes riquezas; aunque esto sea a punta de la destrucción de nuestra naturaleza. Para él esto es casi un sueño, no le preocupa la conservación de los recursos naturales, se ha convertido en una prioridad aumentar sus recursos económicos y salir de su pueblo se ha convertido en un sinónimo de progreso.

La mayoría de sus habitantes trabajan en la tierra, cultivan hermosas variedades de cacao, palma, plátano, banano, orito, yuca entre otros. Las condiciones climáticas del sitio son el mejor socio para cualquier agricultor. El agua lo provee el cielo y la temperatura es óptima para el crecimiento de sus plantaciones. Sin embargo incluso ellos ahora tienen cierta mirada de tristeza y muchos han decidido conformarse con ella.

Teresa comenta una y otra vez que las condiciones de la vía para llegar a las fincas es totalmente inaceptable. Un tramo que debería tomar 30 minutos, lo deben recorrer en 1 hora debido a las malas condiciones, en el camino se puede observar una cantidad excesiva de huecos.
Ella aún no se conforma, aún reclama por estas condiciones, ha presentado su queja formal con el actual gobernante de este cantón. Pero aun así las promesas sin cumplir siguen en el aire y las vías no reciben ningún arreglo.

Mientras tanto una visitante va caminando y pensando en que tan sorprendente será ver las cascadas que son parte de este lugar, en medio de todo este mal sabor, existe algo que aún puede conservarse y denominarlo una MARAVILLA.

Las cascadas de LA MANÁ existen allí desde siempre, antes de los malos gobernantes, antes de que Jorge pierda toda esperanza de hacer su vida en el lugar donde creció. Son testigos de las costumbres de los colorados que habitaban allí y albergan aún las vasijas de barro que alguna vez fueron talladas por esta cultura. Estaban allí cuando el oro era la principal razón para que una gran ola de personas se asentaran en esta zona. Ahora también son testigos de la tristeza de su gente, de la llegada de visitantes y de la salida de oriundos de allí.
Aunque ellas se mantienen majestuosas, imponentes, fuertes y pacificadoras. Para llegar a ellas, sólo necesitas estos elementos:

TRANSPORTE:

Desde Guayaquil, puedes tomar un bus de la cooperativa “LA MANÁ”, después de 3 horas y 40 minutos llegas al centro de LA MANÁ. Otro método es coger cualquier bus que te lleve hasta el terminal terrestre de Quevedo (3 horas) y desde allí tomar un bus que se dirija a LA MANÁ.

Pasaje de Guayaquil-Quevedo: $4,00
Pasaje de Quevedo-LA MANÁ: $1,00

En todo el centro de la Maná se encuentra un parque, diagonal a este, existe una parada de bus, puede observar una pequeña banca de madera donde me senté a esperar el bus que tiene el letrero de Estero Hondo. Le pedí al conductor que me dejara justo en la entrada a las cascadas. El trayecto duró como 45 minutos.

Costo: $0,75
Horarios: 08h00, 12h00, 16h00 (El bus que te lleva a las entradas sólo pasa 3 veces en el día)

TRAVESÍA:

En la entrada del recinto “La Envidia” pude observar un letrero que decía “Cascadas del Zapanal”, caminé y atravesé un puente, cuando ves un árbol grande, doblas a la izquierda, en este punto empieza el cerro “La Olivita”. 



Al principio, en ambos lados del camino pude observar casas. A medida que seguía caminando aparecían letreros con flechas indicando la dirección hacia las cascadas.
El primer punto de referencia es una cabaña, a esta altura ya alcanzas a ver parte del río Galope. 


Hay un puente de caña que atravesé y a pocos metros me encontré con una pequeña casa con paredes de madera. 



Seguí caminando hasta que llegué a un punto donde pude ver a mi izquierda una entrada con alambres de púas y al fondo se ve una casa grande y un puente de caña.

Caminé al pie del riachuelo hasta ver una estructura de caña con techo y un letrero que señala la entrada para las 7 cascadas.

CASCADAS:

Son 7 cascadas en total:
  •       Cascada Chorrera San Martín
  •       Cascada La Escondida (28 metros)
  •       Cascada del Amor (8 metros)
  •       Cascada de la Muerte (92 metros)
  •       Cascada del Tobogán
  •       Cascada Tina de Piedra
  •       Cascada La Piedra


Ver una cascada siempre resulta algo fascinante, descubrir la forma en la que han sido dispuestas e imaginar a que se debe el nombre con que la han bautizado las personas. Sin embargo la experiencia que tuve al observar la cuarta cascada excedió todas mis expectativas.
Cascada Chorrera San Martín

Cascada La Escondida

Cascada La Escondida

Cascada del Amor

Para poder estar frente a frente a la Cascada de la Muerte, fue necesario seguir unos letreros, atravesé un angosto camino donde en ciertos tramos me tocó meter los pies en el agua, el nivel del agua no era lo suficientemente alto para que mis pies se mojaran. Aunque imagino que esto puede variar si sube el nivel del agua. 

Me cuesta mucho trabajo intentar describir la emoción que sentí cuando finalmente pude observar con mis propios ojos a esta cascada tan imponente. Observarla resultó tan estremecedor y en menos de 1 minuto estaba cubierta de agua. Por unos segundos canté y me sentí llena de libertad y paz. Lo más cercano que he encontrado para describir lo que sentí ha sido una canción llamada: Canon and Gigue in D Major. Cuando la escucho y cierro los ojos siento que me transporto a ese preciso momento en ese lugar.
Cascada de la Muerte



Camping:

Como resultado de mi exploración he concluido que existen 3 posibles lugares para instalar una carpa:
  •       Cabaña ubicada al pie del primer puente de caña del camino.
  •      Casa de madera a pocos metros del primer cruce.
  •      Hostal ubicado antes de la entrada principal de las 7 cascadas.

Entrada a las cascadas:

Para acceder a las cascadas realizan un cobro de $2,00 por persona; sin embargo al ir en un día entre semana, no había nadie que realice este cobro y pude acceder a las cascadas gratis.


Espero que disfrutes de este trayecto mucho más de lo que pude disfrutarlo yo, pues creo que con mayor disponibilidad de tiempo, podrías conservar más recuerdos agradables y permitir que la naturaleza te enseñe a disfrutar de la quietud.