Había
una vez un pequeño lugar con un clima que placía estar, no hacía demasiado frío
como para usar un abrigo y tampoco salía tanto el sol para necesitar un
sombrero.
Las
personas que habitan allí son alegres y amables; pero con el paso del tiempo
sus ojos reflejan cada día más tristeza y decepción. Aunque hay más personas
con las que conversar, las condiciones del lugar no han mejorado y más bien se
sigue deteriorando con el pasar de los días y con todas las lluvias que cada año
llegan a este sitio.
Ahora,
el anhelo más común y ambicioso es salir de este lugar, vivir en otro sitio,
hacer una vida en un espacio distinto. Los lugareños sienten que son
prisioneros en su propio hogar, caminan en círculos y las cosas no cambian.
Jorge por
ejemplo, mientras espera el autobús, piensa en que debe llegar a su casa y
desayunar después de un turno nocturno en el que atiende a los escasos
visitantes del pueblo. Anhela que lo llamen para ir a trabajar en un proyecto
donde los colaboradores ganan grandes riquezas; aunque esto sea a punta de la
destrucción de nuestra naturaleza. Para él esto es casi un sueño, no le
preocupa la conservación de los recursos naturales, se ha convertido en una
prioridad aumentar sus recursos económicos y salir de su pueblo se ha
convertido en un sinónimo de progreso.
La
mayoría de sus habitantes trabajan en la tierra, cultivan hermosas variedades
de cacao, palma, plátano, banano, orito, yuca entre otros. Las condiciones
climáticas del sitio son el mejor socio para cualquier agricultor. El agua lo
provee el cielo y la temperatura es óptima para el crecimiento de sus
plantaciones. Sin embargo incluso ellos ahora tienen cierta mirada de tristeza
y muchos han decidido conformarse con ella.
Teresa
comenta una y otra vez que las condiciones de la vía para llegar a las fincas
es totalmente inaceptable. Un tramo que debería tomar 30 minutos, lo deben
recorrer en 1 hora debido a las malas condiciones, en el camino se puede
observar una cantidad excesiva de huecos.
Ella
aún no se conforma, aún reclama por estas condiciones, ha presentado su queja
formal con el actual gobernante de este cantón. Pero aun así las promesas sin
cumplir siguen en el aire y las vías no reciben ningún arreglo.
Mientras
tanto una visitante va caminando y pensando en que tan sorprendente será ver
las cascadas que son parte de este lugar, en medio de todo este mal sabor,
existe algo que aún puede conservarse y denominarlo una MARAVILLA.
Las
cascadas de LA MANÁ existen allí desde siempre, antes de los malos gobernantes,
antes de que Jorge pierda toda esperanza de hacer su vida en el lugar donde
creció. Son testigos de las costumbres de los colorados que habitaban allí y
albergan aún las vasijas de barro que alguna vez fueron talladas por esta
cultura. Estaban allí cuando el oro era la principal razón para que una gran
ola de personas se asentaran en esta zona. Ahora también son testigos de la
tristeza de su gente, de la llegada de visitantes y de la salida de oriundos de
allí.
Aunque
ellas se mantienen majestuosas, imponentes, fuertes y pacificadoras. Para
llegar a ellas, sólo necesitas estos elementos:
TRANSPORTE:
Desde
Guayaquil, puedes tomar un bus de la cooperativa “LA MANÁ”, después de 3 horas
y 40 minutos llegas al centro de LA MANÁ. Otro método es coger cualquier bus
que te lleve hasta el terminal terrestre de Quevedo (3 horas) y desde allí
tomar un bus que se dirija a LA MANÁ.
Pasaje
de Guayaquil-Quevedo: $4,00
Pasaje
de Quevedo-LA MANÁ: $1,00
En
todo el centro de la Maná se encuentra un parque, diagonal a este, existe una
parada de bus, puede observar una pequeña banca de madera donde me senté a
esperar el bus que tiene el letrero de Estero Hondo. Le pedí al conductor que
me dejara justo en la entrada a las cascadas. El trayecto duró como 45 minutos.
Costo:
$0,75
Horarios:
08h00, 12h00, 16h00 (El bus que te lleva a las entradas sólo pasa 3 veces en el
día)
TRAVESÍA:
En la
entrada del recinto “La Envidia” pude observar un letrero que decía “Cascadas
del Zapanal”, caminé y atravesé un puente, cuando ves un árbol grande, doblas a
la izquierda, en este punto empieza el cerro “La Olivita”.
Al principio, en
ambos lados del camino pude observar casas. A medida que seguía caminando
aparecían letreros con flechas indicando la dirección hacia las cascadas.
El
primer punto de referencia es una cabaña, a esta altura ya alcanzas a ver parte
del río Galope.
Hay un puente de caña que atravesé y a pocos metros me encontré
con una pequeña casa con paredes de madera.
Seguí caminando hasta que llegué a
un punto donde pude ver a mi izquierda una entrada con alambres de púas y al
fondo se ve una casa grande y un puente de caña.
Caminé
al pie del riachuelo hasta ver una estructura de caña con techo y un letrero
que señala la entrada para las 7 cascadas.
CASCADAS:
Son 7
cascadas en total:
- Cascada Chorrera San Martín
- Cascada La Escondida (28 metros)
- Cascada del Amor (8 metros)
- Cascada de la Muerte (92 metros)
- Cascada del Tobogán
- Cascada Tina de Piedra
- Cascada La Piedra
Ver
una cascada siempre resulta algo fascinante, descubrir la forma en la que han
sido dispuestas e imaginar a que se debe el nombre con que la han bautizado las
personas. Sin embargo la experiencia que tuve al observar la cuarta cascada
excedió todas mis expectativas.
Cascada Chorrera San Martín |
Cascada La Escondida |
Cascada La Escondida |
Cascada del Amor |
Para
poder estar frente a frente a la Cascada de la Muerte, fue necesario seguir
unos letreros, atravesé un angosto camino donde en ciertos tramos me tocó meter
los pies en el agua, el nivel del agua no era lo suficientemente alto para que
mis pies se mojaran. Aunque imagino que esto puede variar si sube el nivel del
agua.
Me cuesta mucho trabajo intentar describir la emoción que sentí cuando
finalmente pude observar con mis propios ojos a esta cascada tan imponente. Observarla
resultó tan estremecedor y en menos de 1 minuto estaba cubierta de agua. Por
unos segundos canté y me sentí llena de libertad y paz. Lo más cercano que he
encontrado para describir lo que sentí ha sido una canción llamada: Canon and
Gigue in D Major. Cuando la escucho y cierro los ojos siento que me transporto
a ese preciso momento en ese lugar.
Cascada de la Muerte |
Camping:
Como
resultado de mi exploración he concluido que existen 3 posibles lugares para
instalar una carpa:
- Cabaña ubicada al pie del primer puente de caña del camino.
- Casa de madera a pocos metros del primer cruce.
- Hostal ubicado antes de la entrada principal de las 7 cascadas.
Entrada
a las cascadas:
Para
acceder a las cascadas realizan un cobro de $2,00 por persona; sin embargo al
ir en un día entre semana, no había nadie que realice este cobro y pude acceder
a las cascadas gratis.
Espero
que disfrutes de este trayecto mucho más de lo que pude disfrutarlo yo, pues
creo que con mayor disponibilidad de tiempo, podrías conservar más recuerdos
agradables y permitir que la naturaleza te enseñe a disfrutar de la quietud.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario